Caminé hasta esa playa perdida que he
conocido años atrás, y que tanto me gusta. Acomodé mis pocas pertenencias y me
dispuse a tomar sol, cuando lo ví salir del mar. Pese al calor, un temblor
recorrió mi cuerpo. Él no me vió, o hizo de cuenta que no. Se colocó lejos de
donde me encontraba. Mejor, me gustan los lugares solitarios, más si es para
disfrutar del mar.
Me pasé la mañana entrando y saliendo
del agua… tomando sol y leyendo. Cada tanto lo observaba, y él hacía lo mismo.
Ya era mediodía y la única sombra
estaba ocupada por él. No lo supo, pero lo maldije. No quería irme, pero
tampoco castigarme la piel. Fui a nadar una vez más. Volví y me puse boca
abajo. Me estaba durmiendo cuando sentí una mano sobre mi cintura, sobre esa
delgada e invisible linea divisoría entre mi espalda y mis nalgas. Me giré
instintivamente y lo vi..., arrodillado a mi lado estaba él.
Te quemarás la espalda así... –dijo
sonriendo.
Era atractivo, descaradamente
atractivo. La humedad entre mis piernas ya no era por mi traje de baño.
No es la primera vez que tomo sol, y
aparte has ocupado el único lugar a la sombra de toda la playa. –le respondí cubriéndome
los ojos con una mano.
Hubieses podido acercarte... –susurró y
volvió a posar su mano en mi cuerpo, en mi vientre. Te coloco un poco de crema…
es lo que estaba haciendo.
Y comenzó con un ligero masaje sin
dejar de observarme…, me quedé inmóvil, no supe resistirme. Bajó su mano,
mirándome a los ojos. Comprobó lo mojada que estaba y yo noté su erección. Sus
dedos jugaban entre mis pliegues, y mi respiración se agitaba con cada círculo
que él dibujaba en mi clítoris. Lo empujé apenas, ese tanto que bastaba para
colocarme a hojarcadas sobre él. Mis manos le recorrieron los brazos…, el pecho…,
bajaron por su marcado abdomén…, y sin pudor, se metieron entre su boxer y ese
durísimo sexo que aprisionaba. Comencé a masturbarlo al tiempo que él posaba
sus manos en mi seno. Pellizcaba mis pezones, y se los llevaba uno a uno a la
boca…, mordiéndolos…, succionándolos. Su polla estaba completamente fuera;
erecta…, imponente. Sentí como su mano apartaba la parte debajo de mi traje de
baño, deshaciéndose de ella completamente. Yo permanecía en éxtasis con mis
manos en su hombría. Sentí las suyas en mis nalgas, presionándolas, abriéndome
a él. Con un movimiento decidido me clavé a su virilidad, cerrando mis ojos
creyendo de llegar a la cima del placer en ese instante. Empecé a moverme,
lentamente, hacia adelante y atrás. Sus manos pasaban de mi culo a mi seno,
recorriendo toda mi espalda. Lo cabalgaba como una salvaje amazona, haciéndolo
entrar y salir de mí. Sentí los espasmos de mi orgasmo…, el primero, porque no
me detendría. Continué con mi danza sobre él hasta que sentí como se tensaba
debajo de mi cuerpo. Me acerqué a su oído y le susurré: “dentro…, quiero me
explotes dentro…”. En ese momento me aferró las caderas y sentí como toda su
pasión inundaba y calentaba mis entrañas. Me derramé junto a él.

No soy de tomar el sol pero te juro que dejaría castigar mi piel y mi alma si hace falta. Por unos ojos, por unas manos y por un hecho como éste, aunque mi cuerpo fuera lacerado, mancillado y desbordado por la pasión de un hombre como ese...
ResponderBorrarVivir el momento porque de eso se compone la vida, de grandes instantes y pequeños momentos. Y este momento, es de los que más deben vivirse.
Besos de Pecado.
Momentos como éste, vividos con pasión y lujuría, son los que valen la pena... ¿qué es castigar la piel cuando se glorifican las almas?
BorrarTentadores besos.
Sentiste sus manos en tus pechos, en tus nalgas, recorriendo todo tu cuerpo como un pulpo, y tú sentías la pasión intensa fluyendo por tu piel, y tu orgasmo se hizo eco en él, y él explotó en tí.
ResponderBorrarMuy sensual tu entrada.
Un beso dulce de seda, preciosa.
María no podías haber descripto mejor ese instante de desborde de sensaciones.
BorrarTentadores besos.
muy sensual tu relato....
ResponderBorrarMuchas gracias Santadiabla...
BorrarTentadores besos.
Cuando las manos empiezan a escribir sobre la piel... el resultado puede ser tal y como lo cuentas... toda una explosión de placer, de sentir, de venirse a un mismo cielo.
ResponderBorrarBellísimo erotismo.
Mil besitos y feliz fin de semana, preciosa.
Cuando sus manos comienzan a escribir sobre la piel, el resultado es mortal, una explosión de los sentidos... pero cuando comienza a penetrar el alma, el resultado es una unión eterna, infinita.
BorrarTentadores besos Aurora y que también tu fin de semana sea estupendo.
...y me quedo con esa sensacion del aire salobre en la respiracion, su sabor en los labios, el calor del viento y la arena rodeando los cuerpos salvajes, la explosion del deseo incontenible; me llevaste a un torbellino de sensaciones que, aunque no vividas, se manifiestan como el mas sagrado de los recuerdos.
ResponderBorrarBesos Misthyka.
Uffffffff no podías hacerme un halago mejor Hugo. Que sientas así mis letras es un verdadero placer... gracias, de verdad, gracias infinitas.
BorrarTentadores besos.