viernes, 17 de noviembre de 2017

Un día he necesitado expresar, y así nació Misthyka.
Así Emme comenzó a contar(se) a través de sus relatos.

Hoy este camino llega a su fin.
Me quedo con todo, lo bueno y lo no tan bueno, porque todo me ha enseñado. Pero hoy siento que este ya no es mi sitio.

Agradezco infinitamente el que tú hayas tomado un poco de tu tiempo para leerme y, tal vez, hasta para comentarme. Gracias, de verdad.

Quizás volvamos a encontrarnos, en otros caminos, en otros tiempos... y, si no...



Tentadores besos ...y hasta siempre!


sábado, 4 de noviembre de 2017


“Non si torna indietro da certe cose,
dalle lenzuola rovinate e,
dal modo in cui mi guardi ora..."
(Ilaria Bernardini)




Pensando en Ti...

lunes, 23 de octubre de 2017


Es la hora de la idea.
La hora del más alto erotismo,
del cuerpo reflexivo
meditando los trasiegos:
la materia hecha elixir
el sexo vertiendo olor a biblioteca
olor a libro antiguo
y delicioso.      
Lees mi piel ahora
como una Biblia leída y vuelta a releer
que contuviera todas las posibles oraciones
necesarias para la humana salvación.
Con los ojos cerrados
sabes llegar al capítulo del clímax
al fragmento más lírico
o a las aún indescifrables profecías.

Es la hora del sabio escriba
que con la pluma de tinta húmeda
y la mano sin temblores
traza el placer
con la caligrafía exacta.

(“El más alto erotismo”, Gioconda Belli)


jueves, 21 de septiembre de 2017

(...) Me introduce un dedo en el sexo.

Ahora quiero que tú te contraigas alrededor de mi dedo. Tienes un músculo allí, que puede contraerse y aflojarse alrededor del pene. Prueba."

Probé. Su dedo era una placentera tortura. Dado que no lo movía, busqué de moverme yo, dentro a la vagina, y sentí el músculo del cual me había hablado abrirse y cerrarse, primero débilmente, alrededor del dedo. Millard dijo:

"Sí, así... Más fuerte ahora, hazlo más fuerte."

Así hice, abriendo y cerrando, abriendo y cerrando. Dentro era como una pequeña boca, que se apretaba alrededor del dedo. Deseaba cogerlo dentro, succionarlo, así continué a probar. Luego Millard dijo que habría introducido el pene sin moverse, mientras yo habría debido continuar a contraerme dentro. Busqué de aprisionarlo con una fuerza siempre mayor. El movimiento me excitaba y sentía que habría podido alcanzar el orgasmo en cualquier momento. Pero, luego que lo había estrechado muchas veces, succionándole el pene, se metió a gemir de repente, de placer y comenzó a embestir más rápido, incapaz a su vez de retener el orgasmo. Yo continué con el movimiento alrededor y alcancé el orgasmo a mi vez, en el modo más maravillosamente profundo, hasta allí abajo, en el útero... (...)


(Anaïs Nin)



domingo, 10 de septiembre de 2017



Yo, que soy tan libre como el viento.
Yo, que no tengo dueño ni perro.
Yo pertenezco a quien siente mi ausencia,
cuando rozándome con un pensamiento
acaricia mi alma haciéndome vibrar el cuerpo.

(©Misthy)

lunes, 29 de mayo de 2017

“-Debería darte la vuelta y follarte aquí mismo hasta hacerte gritar... ¡Tu forma de ser me está volviendo loco!

De repente empiezo a descender mis manos por Su cuerpo contoneándome obscenamente. Me muevo indecentemente entre sus piernas y aquí estoy, de rodillas delante del hombre más atractivo, seguro, masculino y desinhibido. Soy consciente de que estoy cayendo por Él, que me está mirando ahora fijamente y Le mantengo la mirada. Mis manos se alzan dispuestas a alcanzar el bulto de su erección, y me detengo rápida al ver que niega con la cabeza a modo de advertencia. Creo que se me está pegando su atrevimiento y agacho la cabeza con vergüenza hasta que Él se inclina, y con su mano levanta mi cara.

-Está bien, soy todo tuyo, nena...

Ese comentario hace estragos en mi mente, es momento de actuar y con mi boca busco lentamente su cremallera.”


(Adaptación de letras de @Fiktizia)

sábado, 20 de mayo de 2017

Se detenía a observarLo, admirarLo, desafiarLo.
Pero sus gestos derribaban los muros,
penetraban su coraza hecha de tropiezos,
dejándola al desnudo, con el alma expuesta,
el anhelo en los labios y los deseos a flor de piel.
Y le bastaba una palabra, una sola...
...exhalada, murmurada, susurrada,
para encender el fuego, para despertar a la Hembra.
Entonces sus ojos, su boca, sus manos...
...toda ella, se rendía ante Él.



(Letras escritas para una iniciativa de mi querida amiga Gin)